En este video se presenta uno de los experimentos "clásicos" en el estudio de la conformidad grupal. En el experimento realizado por Salomon Asch (1951), se reunía grupos de 7 a 9 estudiantes universitarios (cómplices), los cuales estaban dispuestos de tal manera que el sujeto crítico era siempre el penúltimo en contestar. En total se examinó a 31 sujetos críticos varones. Cada uno realizaba 12 comparaciones en las cuales el grupo daba unánimemente la respuesta incorrecta. Los resultados de este experimento mostraron que aproximadamente el 33% de las respuestas entraban en acuerdo con la mayoría errada, lo cual indica que las respuestas de la mayoría unánime contaminaban un tercio de las estimaciones de los sujetos críticos. Se concluyó que la condición experimental influyo significativamente sobre las respuestas de los sujetos. Además, se observo que existían diferencias individuales extremas, pues algunos sujetos se sometieron a la opinión del grupo en el total de sus respuestas, mientras que otros no se sometieron en ninguna.
Resultados
El experimento se repitió con 123 distintos participantes. Se encontró que aunque en circunstancias normales los participantes daban una respuesta errónea el 1% de las veces, la presencia de la presión de grupo causaba que los participantes se dejaran llevar por la opción incorrecta el 36.8% de las veces.1
Aunque la mayoría de los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y una proporción elevada de ellos (33%) se conformó con el punto de vista mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de diferencia eran iguales. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.
Una diferencia entre el experimento de conformidad de Asch y el también famoso en psicología social experimento de Milgram conducido por Stanley Milgram es que los sujetos de aquel estudio atribuían el resultado a su propia “mala vista” o falta de juicio, mientras que en el experimento de Milgram culpaban al experimentador por su comportamiento.
Los experimentos de Asch pueden aportar cierta evidencia empírica relevante a algunas de las ideas que aparecen en la novela 1984 de George Orwell. También sirve para ilustrar el concepto de 'coge un ciervo y llámalo caballo' , una prueba de lealtad hacia sus subordinados realizada por Zhao Gao.
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