martes, 29 de diciembre de 2015

La Zona Cero. Monográficos. Conde de Saint Germain

Periodista Digital. Josep Guijarro y Gonzalo de Martorell. 'In-creible'


In-creíble es un viaje al papel de largas y vehementes charlas entre dos amigos que creen en cosas diametralmente opuestas.
Ante sendas humeantes tazas de café han desfilado los principales misterios que rodean al hombre: los platillos volantes, la vida después de la muerte, la ouija, o los principales fenómenos paranormales, entre otros.
Josep Guijarro y Gonzalo de Martorell hacen un ejercicio de autocrítica y nos proporcionan datos contrapuestos que nos invitan a pensar por nosotros mismos, acerca de doce de los principales misterios de la humanidad.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Córdoba Misteriosa. Grupo HEPTA. Casas encantadas y poltergeist


Temporada 2. Programa 2.

Sol Blanco-Soler y Paloma Navarrete. Los mejores casos del Grupo HEPTA

Sol Blanco-Soler. Mis encuentros con lo insólito


En el 2º Congreso Nacional del Misterio, que se celebró en Telde, Gran Canaria, los días 8 y 9 de junio de 2013.

Sol Blanco Soler, Licenciada en Ciencias de la Información, pertenece al grupo Hepta, El Grupo Hepta es un equipo formado por profesionales de distintas disciplinas que se dedica a la investigación de campo del fenómeno paranormal. El grupo fue creado por el padre Pilón en 1987, siguiendo las pautas de actuación que se habían implantado con anterioridad en Estados Unidos en este tipo de investigaciones. Él se encargó de la selección de los miembros, que hasta el momento llevaban a cabo investigaciones por separado.

Cada uno tiene profesiones y actividades ajenas a la parapsicología, pero a todos les une el entusiasmo por estos fenómenos. La aportación de sus conocimientos, ricos y complementarios, ayuda a una más fácil y provechosa resolución de los casos. Su experiencia de más de veinte años justifica su buena reputación no sólo en España, sino también en el ámbito internacional.

No existen ayudas ni subvenciones a este tipo de trabajo. La investigación que Hepta realiza tiene que adecuarse a los medios que pueden sufragar los integrantes del equipo. El Grupo Hepta es altruista y sólo acepta, por parte de los que acuden a él, la ayuda en gastos que se puedan generar en los traslados.

Mis Enigmas Favoritos. Sol Blanco-Soler. Crónicas del Más Allá

Gente de Tarde: Entrevista a Virginia Dangma

Virginia Dangma. Libro: Avisos del Cielo

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Virginia Dangma. Avisos del Cielo




Conferencia de Virginia Dangma - "Avisos del Cielo", en el IV Foro Internacional Arte, Cultura, Ciencia y Espiritualidad en Nerja 6 Diciembre 2012 al 9 Diciembre 2012

Mis Enigmas Favoritos. Sebastià D'Arbo. Expedientes X

Tenemos Que Hablar. Especial OVNIs


Invitados:
- Virginia Dangma autora del libro avisos del cielo (contactada)
- Luis José Grifol (investigador y contactado ovni)
- Salvador testigo ovni (trabajador del aeropuerto de Manises)
- Jose Mª (testigo)
- Jesus (testigo)
- Vicente Fuentes (ufologo)
- Miguel Ángel Sabadell (escéptico)

Josep Guijarro. El Incidente Manises

El OVNI estrellado que recuperó la Armada Española

En 1966, la Armada española se hizo con los restos de una aeronave en forma de platillo volante que había sobrevolado varias instalaciones militares de El Ferrol (A Coruña), antes de acabar estrellándose contra el mar. Varios ingenieros del Ejército estudiaron los fragmentos del OVNI, que terminaron finalmente en manos de las tropas estadounidenses. Décadas después, conseguí localizar a varios testigos claves de dicho incidente: desde una persona implicada en la recogida de los fragmentos de la aeronave a otra que pudo contemplarlos en el interior de unas instalaciones militares subterráneas…

Juan Daniel Araoz es un experimentado investigador OVNI afincado en El Ferrol (A Coruña) que siempre se ha mantenido al margen de los medios de comunicación. Lo conocí a mediados de los años 90 y, desde entonces, hemos mantenido el contacto. En varias oportunidades me puso sobre la pista de incidentes ufológicos acaecidos en tierras ferrolanas. Sin embargo, el caso más fascinante de todos los que ha tenido la oportunidad de investigar durante los últimos cincuenta años, ocurrió a mediados de los años 60 del pasado siglo, y el propio Juan Daniel fue uno de sus principales protagonistas.

Todo comenzó una noche del año 1966 ó 1967 -Juan Daniel no puede precisar la fecha exacta-, cuando nuestro informante recibió la llamada de un buen amigo: el popular periodista ferrolano José Varela Losada, conocido por el sobrenombre de “Jovalo”. Minutos antes, una persona había informado al reportero de que un extraño objeto volador se encontraba sobre la vertical de las instalaciones del astillero naval de Astano. “El bueno de ‘Jovalo’ sabía de mi interés por el asunto de los OVNIs, así que no dudó en llamarme, a pesar de que eran las tres o cuatro de la mañana -me explicaba Juan Daniel-. Cuando llegué a la zona, en la carretera que está frente al astillero, además de mi amigo el periodista, también estaba contemplando el OVNI un matrimonio”. A continuación sucedió lo que sigue, según me relató el ufólogo ferrolano:

No cabía en mí de gozo. Estaba observando uno de esos objetos que tanto me interesaban. Estaría como a unos trescientos metros de nuestra posición, y su diámetro debía ser de unos doce metros. No era difícil hacer el cálculo, puesto que en un primer momento se encontraba cerca de una grúa de los astilleros. Parecía un sombrero o plato invertido. Vamos, dicho sin tapujos, que tenía la forma del típico platillo volante que todo el mundo ha visto alguna vez en fotografías, en dibujos o en películas. Era de un color amarillento, pero su cuerpo principal no emitía ningún tipo de luminosidad, sino que era alumbrado por una serie de lucecitas de distintas tonalidades que tenía alrededor de su estructura, y que se encendían y se apagaban alternativamente: primero dos o tres rojas, luego otras verdes, unas amarillas, etcétera.

Total, que el platillo volante comienza a desplazarse lentamente sobre varias de las naves de Astano, y luego se marcha hacia el otro lado de la ría, donde en aquel entonces había una serie de polvorines militares. Estuvo bastante tiempo “curioseando” sobre los polvorines. De hecho, disminuyó bastante su velocidad y, en un momento dado, casi dio la sensación de que se paraba. Luego tiró en dirección a los astilleros de Bazán, sobre cuyas instalaciones también estuvo moviéndose bastante tiempo. En ese momento se estaban construyendo allí una serie de buques de guerra, así que me pareció que estaba espiando estos barcos. Al final, se desplazó hacia la boca de la ría y se perdió a lo lejos, sobre el mar. Estaba tan sorprendido con el “espectáculo” que no te puedo decir cuánto tiempo duró todo el avistamiento, pero calculo que sería entre media y una hora. Es decir, que el OVNI estuvo un buen rato “inspeccionando” los polvorines y los astilleros.

“No te lo vas a creer, tenemos un OVNI en la base”

Pasados unos días del avistamiento, Juan Daniel se enteró casualmente de que unos pescadores de una embarcación que atracaba en la localidad costera de Burela (Lugo) habían hallado recientemente, en alta mar, algunos restos de un extraño aparato, de modo que hacia allí se dirigió para entrevistarlos. “No tardé en localizar a algunos de ellos -me contaba-. No querían hablar del asunto, sólo me dijeron que eran unos trozos grandes de algo amarillo parecido al poliespan (nombre por el que es conocido en España el poliestireno expandido, material plástico espumado utilizado en el sector de la construcción y el envase. Nota del autor), pero que pesaba mucho. Decían que dentro de esa carcasa amarillenta había una especie de aparatos, pero ya no quisieron ofrecerme más detalles”.

En la época del avistamiento que nos ocupa -y también en la actualidad-, Ferrol constituía un puerto estratégico para la defensa del territorio nacional, de modo que la Armada -rama marítima del Ejército español-  conservaba una importante base naval y armamento pesado. “En aquellos tiempos, al igual que ahora, tenía muy buenos amigos que eran militares de la Armada -continuó Juan Daniel con su relato-. Muchos de ellos sabían de mi afición por el asunto de los OVNIs, así que unos días después de haber hablado con los marineros de Buerela que habían recogido los restos de un aparato, recibí la llamada telefónica de un militar. Me dijo: ‘Oye, no te lo vas a creer, pero en la base naval de A Graña tenemos bajo vigilancia uno de esos platillos volantes que tanto te interesan. Al parecer, lo recogieron unos pescadores en el mar. Es un secreto y no podemos hablar del asunto, pero pensé que te gustaría saberlo’”.

Antes de seguir con el relato de los hechos, conviene aclarar que mi informante tenía fácil acceso a las instalaciones militares de A Graña, situadas bajo una montaña en El Ferrol, por una serie de cuestiones familiares. Así me lo explicaba Juan Daniel: “En esa época yo trabajaba en un negocio de mi familia que estaba en pleno Ferrol. Se trataba de una especie de grandes almacenes de tres pisos, donde vendíamos prácticamente de todo. Nosotros éramos los encargados de proveer a la Armada de colchones, sábanas, cortinas, muebles y demás, que necesitaban tanto para la base naval como para los barcos. De modo que yo tenía que entrar habitualmente a la base de A Graña para tomar medidas, llevar encargos o dejar presupuestos. Iba tantas veces que acabaron dándome un pase especial para poder entrar cuando quisiese. Te puedes imaginar que mi relación con los militares era muy estrecha. De hecho, la mayoría de mis amigos pertenecían a la Armada. Por otro lado, había salido con la hija del comandante de la base, así que todo el mundo en la instalación militar me conocía”.

“Ahí está el platillo volante que usted quiere ver”

Juan Daniel no se iba a quedar quieto tras saber que en la instalación militar de El Ferrol había uno de esos platillos volantes que a él tanto le fascinaban, y de los cuales se publicaban constantes noticias en la prensa del momento. Así que, ni corto ni perezoso, llamó al comandante de la base naval de A Graña y le explicó la información que le había llegado. El alto mando militar, tras dudar unos instantes, le dijo: “Vale, está bien, pero por ser tú y porque sé de tu interés por esto de los OVNIs. Vente por aquí. Te acompañará un soldado con la orden estricta de que sólo te lo deje ver un minuto como máximo”. Nuestro protagonista se presentó de inmediato en A Graña, donde en palabras de Juan Daniel, sucedió lo que sigue:

No sé cómo será ahora, pero en aquella época las instalaciones de la base militar estaban ocultas bajo una montaña completamente horadada por su interior. Había silos donde se guardaba toda clase de armamento y unos túneles de hormigón inmensos que iban a dar a las distintas dependencias. Recuerdo que al llegar, me estaba esperando el soldado encargado de conducirme a dónde estaba el OVNI. No anduvimos mucho, calculo que unos cien metros, por uno de esos túneles. Y al doblar un recodo, el soldado me dijo: “Ahí está lo que usted quiere ver”. Eran los restos de un artilugio. Tenían un color amarillento, como el platillo volante que yo había podido contemplar junto a “Jovalo” e igual que las piezas que recuperaron los pescadores de Burela. En el interior de esa carcasa amarillenta había una serie de aparatos, pantallas y maquinaria. Jamás había visto nada igual. Ninguno de los fragmentos sobrepasaba los dos metros de largo y el medio metro de ancho.

Entonces, me fijé en unas letras negras que destacaban en uno de los trozos. Menudo chasco que me llevé. Se podía leer la palabra “NASA” y, debajo de esas letras, aparecía un número de serie. Yo me esperaba encontrar los fragmentos de una nave extraterrestre, y lo que me topé fue un ingenio militar estadounidense. Entonces el soldado me advirtió de que ya había pasado el minuto estipulado y me sacó de allí. No insistí en quedarme por más tiempo, porque fue tal la desilusión que sólo quería salir de allí y olvidarme de todo.

Localizamos a un testigo claveviewer

A pesar del tiempo transcurrido, pensé que sería buena idea intentar localizar a alguno de los marineros de Burela que recuperaron los restos  de  la  aeronave  que  pudo  contemplar Juan Daniel en la instalación militar ferrolana. No era tarea fácil, pues el tiempo transcurrido desde el año 1966 ó 1967 jugaba en contra. De todos modos, nada había que perder, así que un luminoso sábado de junio de 1997, junto al investigador coruñés José Lesta, fiel compañero de fatigas en innumerables investigaciones tras lo extraño, me presenté en la bella localidad costera de Burela.

En nuestra primera incursión, la suerte no nos sonrió. Preguntamos en el ayuntamiento, en la biblioteca, en el puerto, en bares… Nadie se acordaba del suceso. Y como suele ser habitual en este tipo de investigaciones, la mayoría se encogían de hombros, pero otros nos miraban como si los tripulantes del platillo volante por el que preguntábamos fuésemos nosotros mismos. Ya entonces Lesta y yo estábamos curados de espantos. Y es que para llevar a cabo este tipo de pesquisas “a puerta fría”, la primera condición es dejarse la timidez en casa.

Viajamos en dos ocasiones más a Buerela, y en la última de nuestras visitas conocimos a la historiadora local Herminia Pernas, quien se mostró interesada por el asunto y prometió hacer algunas averiguaciones. A los dos días recibíamos una llamada. Al otro lado del hilo telefónico, Herminia, sin poder ocultar su sorpresa, nos confesaba que su propio padre sabía algo del suceso. Ramón Pernas, un curtido hombre de mar, recordaba que hacía muchos años, desde la embarcación en la que faenaba, pudo observar cómo los hombres enrolados en el pesquero “Reina María” rescataban de las aguas un extraño aparato de color amarillento.

De este modo dimos con las identidades de varios de los pescadores que recuperaron los fragmentos del extraño aparato. Alguno ya había fallecido y otros con los que contactamos no quisieron realizar ningún tipo de declaraciones. Sólo uno de ellos, José Fernández, accedió a hablar con nosotros. Durante la conversación se mostró muy esquivo, y no cesaba de repetir que no quería buscarse problemas, “porque ese aparato debía ser algo secreto y yo no me meto donde no me llaman”. Finalmente se animó y recordó que habían hallado los fragmentos del objeto en alta mar. “Además, no hacía mucho que se había estrellado, porque algunos trozos todavía echaban humo”, aseguró. La tripulación del “Reina María” decidió seguir pescando y recoger el fragmento más grande del aparato estrellado al día siguiente. Lo curioso, tal como nos relataba José, “es que durante todo ese tiempo, sobre la zona en la que se encontraban los fragmentos del objeto, había un avión que volaba muy bajo dando vueltas”.

El marinero describió ese fragmento de mayor tamaño de un modo que nos resultaba familiar: “Era como poliespan amarillento, pero pesaba unos 200 kilos. Nos costó subirlo al barco y lo echamos a proa”. José nos confesó que dentro de la carcasa amarillenta “había algo que era lo que pesaba. Parecían unos aparatos”. Cuando finalizaron su trabajo en alta mar, llevaron los fragmentos al puerto de la ciudad de A Coruña, donde debían entregar la pesca. Una vez que desembarcaron, dieron aviso a las autoridades y los militares se hicieron cargo del misterioso hallazgo. José Fernández no recordaba o quizá no quería recordar más detalles, y dio por zanjada la entrevista. Según pudimos averiguar, gracias a ciertos contactos en el estamento militar, un camión recogió los restos del objeto siniestrado, transportándolos a la base naval de A Graña, en Ferrol, donde Juan Daniel Araoz pudo observarlos días después.

Tecnología de “otro mundo”

Si el platillo volante que sobrevoló el astillero de Astano y luego se dirigió hacia Bazán y los polvorines era de origen terrestre y, más en concreto, estadounidense,  ¿qué interés tenía el No Identificado en estas dos empresas constructoras de barcos? Tras algunas averiguaciones, propongo una posible explicación, que no deja de ser una mera hipótesis, sin más. Veamos:

En 1947, la Armada española comenzó a gestionar directamente los astilleros de la Empresa Nacional de Bazán. A partir de los años 60 se crea el astillero de Astano como complementario a Bazán. Durante dicha década ambas empresas se dedicaron a fabricar embarcaciones de alta tecnología. En la época en que tuvo lugar el avistamiento -año 1966 ó 1967, según recordaba Juan Daniel Araoz- estaba en pleno auge el interminable conflicto árabe-israelí. Recordemos que en noviembre de 1956 los israelíes invadieron la península del Sinaí. Finalmente se retiraron de este territorio, pero en junio de 1967 volvieron a invadirlo hasta el canal de Suez, además de ocupar también parte del territorio jordano y sirio. Pues bien, desde el año 1966 y aproximadamente hasta 1970, en los astilleros de Astano y Bazán se construyeron embarcaciones para varios países árabes, en aquel entonces en conflicto con el Estado de Israel, aliado histórico de Estados Unidos y pieza fundamental para el gobierno estadounidense en territorio árabe. De modo que el platillo volante terrestre estaría realizando labores de espionaje, filmando las embarcaciones que se estaban construyendo en Astano y Bazán.

De todos modos, son muchas las preguntas que faltan por responder: si estamos ante un caso de espionaje militar, ¿por qué el OVNI presentaba una serie de luces alrededor de su estructura? ¿No sería más conveniente para sus objetivos pasar lo más desapercibido posible? Por otro lado, resulta cuanto menos sorprendente que en los años 60 el Ejército estadounidense poseyera aviones con forma de platillo volante. Otra cuestión no menos importante es si el objeto volador iba tripulado o bien era dirigido por control remoto. Me inclino por la segunda opción, pero este aspecto tampoco está claro.

Expediente secreto al descubierto

El 11 de junio de 1993, un expediente OVNI fechado en El Ferrol en el año 1966, y que hasta ese momento había permanecido oculto a la opinión pública bajo el sello de confidencial, llegaba junto a otros informes sobre No Identificados a la Biblioteca del Cuartel General del Aire. Formaba parte de una nueva remesa de documentos desclasificados por el Mando Operativo Aéreo (MOA), organismo encargado entonces del proceso de desclasificación de expedientes sobre OVNIs en poder del Ejército del Aire español.

Dicho informe relata que a las 23:30 horas del 2 de abril de 1966, desde la Estación Radio Receptora de La Carreira, una instalación del Departamento Marítimo de El Ferrol situada a menos de diez kilómetros de esta localidad, un cabo primero electricista, un celador y dos marineros observaron, a la izquierda del monte Campelo, “un objeto luminoso de luz opaca muy intensa no reflectora, variando de forma cada cinco minutos aproximadamente”. El avistamiento duró unos 45 minutos y, durante ese tiempo, al cabo se le ocurrió coger una cámara fotográfica y tomar una instantánea con una exposición de 68 segundos. Media hora antes de que el OVNI fuese avistado desde la Estación Radio Receptora, fue divisado por un marinero de guardia en la localidad ferrolana de La Jubia.

En el expediente desclasificado se adjunta un esquema del desarrollo del avistamiento, dibujado en base a los testimonios de los testigos. Éstos, según se puede leer en el informe, vieron durante tres cuartos de hora cómo el objeto volador iba variando de forma. De luna creciente pasó a media luna creciente, un fragmento de media luna creciente, una circunferencia y, finalmente, un rectángulo. En cuanto a su tamaño, también cambió: pasó de unos diez metros de diámetro al inicio del avistamiento, a unos dos metros al final del mismo. En cuanto a la fotografía del OVNI tomada por el cabo electricista, en el informe sólo consta una fotocopia de la misma de muy mala calidad, en la que sólo se aprecia una mancha blanca sobre fondo negro.

Cuando le mostré a Juan Daniel Araoz el expediente desclasificado por el Ejército del Aire, éste mostró su sorpresa, pues no sabía nada del caso. Por tanto, dedujo que muy probablemente hacía referencia al avistamiento del que había sido testigo junto a “Jovalo” y un matrimonio. “Pienso que el informe y mi observación son el mismo fenómeno -apuntaba Juan Daniel-. Sólo que yo observé el platillo volante a las tres o cuatro de la madrugada y los testigos militares del expediente varias horas antes. De hecho, el lugar desde el que yo avisté el OVNI aquella noche y desde el cual lo vieron los militares, según refleja el informe, están relativamente cerca”.

De lo que no cabe duda es de la proximidad temporal y espacial de los dos avistamientos. Ambos tuvieron lugar en Ferrol y desde zonas cercanas. El descrito en el expediente ocurrió el 2 de abril de 1966 y el protagonizado por Juan Daniel en una fecha inconcreta del año 1966 ó 1967. Por tanto, como apunta el ufólogo ferrolano, es muy posible que se trate del mismo incidente, con la salvedad de que el caso reflejado en el documento desclasificado podría estar aludiendo a un estadio inicial del avistamiento (22:30 horas), y Juan Daniel y el resto de los testigos que se encontraban junto a él habrían observado la parte final del mismo, incluyendo la desaparición del OVNI.

2012: nuevas informaciones

En 2010 Juan Daniel se encontró con un antiguo amigo: un militar que había estado destinado en la base naval de A Graña cuando él fue testigo del avistamiento y de los restos del extraño objeto en dichas instalaciones de la Armada. El militar le confesó que también había tenido la oportunidad de contemplar los fragmentos de la misteriosa aeronave. Llevado por la curiosidad, le preguntó al comandante de la base sobre el asunto, y éste “le respondió que si no quería meterse en problemas mejor que mantuviese la boca cerrada, o tendría que arrestarlo”, me decía Juan Daniel.

La última información sobre este apasionante caso vio la luz en mayo de 2012, cuando en la sección de Defensa de “El Confidencial Digital”, un popular diario que se puede leer a través de Internet, salió publicada una noticia con el siguiente encabezamiento: “El OVNI recuperado por la Armada en Ferrol en 1966 era en realidad un prototipo espía de la NASA. Todos los detalles de un secreto militar silenciado durante años”. Los periodistas de “El Confidencial Digital” accedieron “al testimonio de un militar que vivió en primera persona aquel suceso”, según se puede leer en la información.

Después de relatar el avistamiento del OVNI en forma de platillo volante y luces a su alrededor, el posterior estrellamiento del objeto en alta mar, la recuperación de sus restos “horas después por unos pescadores que faenaban en la zona” y su traslado a la base naval de A Graña -exactamente los mismos datos que yo manejo, tal como muestro en el presente capítulo-, los periodistas pasan a exponer las revelaciones obtenidas de su fuente militar:

“El Confidencial Digital” (ECD) ha podido localizar a uno de los militares que participaron en las labores de recuperación y custodia de aquel artilugio. Según los detalles ofrecidos por este militar, ahora en situación de reserva, “los mandos militares de la base de submarinos de La Graña, en Ferrol, exigieron mantener en secreto aquel suceso. Ni a nuestros familiares podíamos decirles absolutamente nada de aquello”. Tal y como recuerda, aquel aparato era del tamaño aproximado de un caza F86 Sabre de la época, pero sin alas y con una gran tobera en su parte posterior -que indica que se trataba de un sistema de despegue vertical-. Estaba fabricado en un material amarillento, similar al que puede verse en algunos satélites o en el módulo lunar del Apolo. Según fuentes expertas en el sector aeroespacial, este papel de oro es un material muy ligero y extremadamente resistente al calor. Se utiliza en aquellos aparatos cuyos motores alcanzan altísimas temperaturas.

Los militares de la Armada, tras exigir silencio absoluto a los pescadores que recogieron el aparato en el mar, lo montaron en una góndola del Ejército y ésta fue escoltada por un convoy de vehículos hasta La Graña. Allí fue recogida en uno de los grandes túneles -“en el tercero”- que horadan un monte que hay en el interior de la base. Ingenieros del Ejército del Aire acudieron en las primeras horas de custodia hasta la base de la Armada, con el objetivo de analizar los restos y determinar cuál era el objetivo del aparato. Por aquel entonces, los militares ya habían descubierto el logo de la agencia aeroespacial estadounidense y las siglas “NASA” impresas en el fuselaje del artilugio.

“Se trataba de una especie de UAV (siglas en inglés de Vehículo Aéreo no Tripulado) rudimentario para estos tiempos, pero mucho más avanzado tecnológicamente que cualquier cosa que hubieras visto o nos hubieran contado por aquel entonces”, asegura a “ECD” este militar en la reserva. Finalmente, los ingenieros determinaron que se trataba de algún tipo de aparato espía, ya que contaba con cámaras y estaba diseñado para “hacer poco ruido” y desprender una firma térmica muy baja. La Armada comunicó el hallazgo en las primeras horas a la base norteamericana de Rota. Durante las horas que este prototipo estuvo en Ferrol, fue visto por apenas dos docenas de personas. Un grupo de militares estadounidenses se presentó en Ferrol y se llevó el aparato a bordo de un camión militar. Nunca se volvió a saber nada de su paradero.

Después de todo lo revelado, son muchas las preguntas que se agolpan en mi cabeza, pero una destaca por encima de las demás: si en el año 1966 el Ejército estadounidense poseía una aeronave en forma de platillo volante, dotada de una tecnología muy superior a cualquier artilugio volador conocido en la época, ¿cuántos avistamientos de supuestas naves extraterrestres podrían corresponder en realidad a aparatos estadounidenses secretos con esa forma de plato volador? Es más, si entonces existía tal tecnología aeronáutica, ¿qué clase de aeronaves secretas tendrán hoy en día en su poder las naciones más poderosas de la Tierra?

Fuente: elojocritico. Ovni estrellado recuperado por la armada

Mis Enigmas Favoritos. El Diseño Inteligente-Darwin-Dios



Mis Enigmas Favoritos. Juan José Revenga. Ciudades Perdidas

martes, 22 de diciembre de 2015

Mis Enigmas Favoritos. Javier Sierra. El Ángel Perdido

Mis Enigmas Favoritos. Manuel José Delgado: La Magia Egipcia

José Luis Camacho. Tecnologia para el Control Humano

Jose Luis Camacho. La conspiración de la alimentación

La real historia de fuego desde el cielo


Explicacion del Nuevo Orden Mundial

Sistema Electoral de España

La Conspiración Electoral en España


En el siguiente vídeo os mostramos como en España se creó un modelo electoral que crea una desigualdad antidemocrática llegando a valer entre 4 y 5 veces más el voto por ejemplo un soriano que el de un madrileño o un barcelonés.Del mismo modo, mostramos como partidos por ejemplo partidos que obtienen 923.133 votos, obtienen 2 diputados y otros con 927.940 votos, consiguen 12 diputados, solo con el 0,02% de diferencia sextuplican su “representación democrática” en el poder…

Es a esto lo que ellos llaman “Modelo democrático” y que con estas cifras se demuestra que realmente es un sistema democráticamente altamente desequilibrado que fue aceptado por los grandes partidos en connivencia de intereses.

Fulgencia León. Revelaciones sobrenaturales

Entrevista a Fulgencia León. Cuenta su experiencia


viernes, 11 de diciembre de 2015

José Luis Camacho: Objetivos Finales del Nuevo Orden Mundial

José Luis Camacho: Objetivos Finales del Nuevo Orden Mundial

Conferencia impartida por Jose Luis (JL) en las primeras Jornadas DESPIERTA de Valladolid organizadas por Angel del Pozo, en ella, JL habla sobre el objetivo mundial del Nuevo Orden Mundial (NWO) y el camino para alcanzar la esclavitud total del ser humano en todos sus ámbitos. Hablamos también del TTIP, la corrupción humana, la escasez inducida, la crisis, y muchos aspectos que nos parecen accidentales pero que forman parte de la estrategia global de control planetario.
Hace también un recorrido histórico sobre como la idea de dominar el mundo por parte de grupos corporativos ha sido ciclicamente repetida durante los últimos miles de años, forjando imperios que dictaban leyes y normas globales para mantener sometidas a las poblaciones que se encontraban bajo su dominio utilizando las mismas estrategias actuales.

jueves, 3 de diciembre de 2015

El dinero es deuda


El Experimento Milgram


Método del experimento
A través de un cartel colocado en la parada del autobús en Florida (Connecticut) se reclamaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al "estudio de la memoria y el aprendizaje" en Yale, por lo que se les pagaba cuatro dólares (equivalente a 28 dólares actuales) más dietas. A los voluntarios que se presentaron se les ocultó que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia a la autoridad. Los participantes eran personas de entre 20 y 50 años de edad de todo tipo de educación: desde los que acababan de salir de la escuela secundaria a participantes con doctorados.

El experimento requiere tres personas: El experimentador (el investigador de la universidad), el "maestro" (el voluntario que leyó el anuncio en el periódico) y el "alumno" (un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante en el experimento). El experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una pregunta.

A continuación, cada uno de los dos participantes escoge un papel de una caja que determinará su rol en el experimento. El cómplice toma su papel y dice haber sido designado como "alumno". El participante voluntario toma el suyo y ve que dice "maestro". En realidad en ambos papeles ponía "maestro" y así se consigue que el voluntario con quien se va a experimentar reciba forzosamente el papel de "maestro".

Separado por un módulo de vidrio del "maestro", el "alumno" se sienta en una especie de silla eléctrica y se le ata para "impedir un movimiento excesivo". Se le colocan unos electrodos en su cuerpo con crema "para evitar quemaduras" y se señala que las descargas pueden llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no provocarán daños irreversibles. Todo esto lo observa el participante.

A los participantes se les comunicaba que el "experimento estaba siendo grabado", para que supieran que no podrían negar a posteriori lo ocurrido.

Se comienza dando tanto al "maestro" como al "alumno" una descarga real de 45 voltios con el fin de que el "maestro" compruebe el dolor del castigo y la sensación desagradable que recibirá su "alumno". Seguidamente el investigador, sentado en el mismo módulo en el que se encuentra el "maestro", proporciona al "maestro" una lista con pares de palabras que ha de enseñar al "alumno". El "maestro" comienza leyendo la lista a éste y tras finalizar le leerá únicamente la primera mitad de los pares de palabras dando al "alumno" cuatro posibles respuestas para cada una de ellas. Éste indicará cuál de estas palabras corresponde con su par leída presionando un botón (del 1 al 4 en función de cuál cree que es la correcta). Si la respuesta es errónea, el "alumno" recibirá del "maestro" una primera descarga de 15 voltios que irá aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga existentes, es decir, 450 voltios. Si es correcta, se pasará a la palabra siguiente.

El "maestro" cree que está dando descargas al "alumno" cuando en realidad todo es una simulación. El "alumno" ha sido previamente aleccionado por el investigador para que vaya simulando los efectos de las sucesivas descargas. Así, a medida que el nivel de descarga aumenta, el "alumno" comienza a golpear en el vidrio que lo separa del "maestro" y se queja de su condición de enfermo del corazón, luego aullará de dolor, pedirá el fin del experimento, y finalmente, al alcanzarse los 270 voltios, gritará de agonía. Lo que el participante escucha es en realidad una grabación de gemidos y gritos de dolor. Si el nivel de supuesto dolor alcanza los 300 voltios, el "alumno" dejará de responder a las preguntas y se producirán estertores previos al coma.

Por lo general, cuando los "maestros" alcanzaban los 75 voltios, se ponían nerviosos ante las quejas de dolor de sus "alumnos" y deseaban parar el experimento, pero la férrea autoridad del investigador les hacía continuar. Al llegar a los 135 voltios, muchos de los "maestros" se detenían y se preguntaban el propósito del experimento. Cierto número continuaba asegurando que ellos no se hacían responsables de las posibles consecuencias. Algunos participantes incluso comenzaban a reír nerviosos al oír los gritos de dolor provenientes de su "alumno".

Si el "maestro" expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:

Continúe, por favor.
El experimento requiere que usted continúe.
Es absolutamente esencial que usted continúe.
Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.
Si después de esta última frase el "maestro" se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas.

En el experimento original, el 65% de los participantes (26 de 40) aplicaron la descarga de 450 voltios, aunque muchos se sentían incómodos al hacerlo. Todos los "maestros" pararon en cierto punto y cuestionaron el experimento, algunos incluso dijeron que devolverían el dinero que les habían pagado. Ningún participante se negó rotundamente a aplicar más descargas antes de alcanzar los 300 voltios.

El estudio posterior de los resultados y el análisis de los múltiples tests realizados a los participantes demostraron que los "maestros" con un contexto social más parecido al de su "alumno" paraban el experimento antes.

Además de este proyecto, Milgram realizó otro en el que se utilizaban ratones de experimentación. El experimento consistía en mostrarles la salida a los ratones, dentro de una caja de paredes electrificadas. El ratón entendía que la salida no le beneficiaba y seguía a la próxima pared, para así encontrar la salida[cita requerida]. El experimento muestra que el ratón tanto como el ser humano puede ser condicionado con presión para hacer lo que pide el demandante o maestro como en el experimento con alumnos.

martes, 1 de diciembre de 2015

El experimento de Asch


En este video se presenta uno de los experimentos "clásicos" en el estudio de la conformidad grupal. En el experimento realizado por Salomon Asch (1951), se reunía grupos de 7 a 9 estudiantes universitarios (cómplices), los cuales estaban dispuestos de tal manera que el sujeto crítico era siempre el penúltimo en contestar. En total se examinó a 31 sujetos críticos varones. Cada uno realizaba 12 comparaciones en las cuales el grupo daba unánimemente la respuesta incorrecta. Los resultados de este experimento mostraron que aproximadamente el 33% de las respuestas entraban en acuerdo con la mayoría errada, lo cual indica que las respuestas de la mayoría unánime contaminaban un tercio de las estimaciones de los sujetos críticos. Se concluyó que la condición experimental influyo significativamente sobre las respuestas de los sujetos. Además, se observo que existían diferencias individuales extremas, pues algunos sujetos se sometieron a la opinión del grupo en el total de sus respuestas, mientras que otros no se sometieron en ninguna.

Resultados
El experimento se repitió con 123 distintos participantes. Se encontró que aunque en circunstancias normales los participantes daban una respuesta errónea el 1% de las veces, la presencia de la presión de grupo causaba que los participantes se dejaran llevar por la opción incorrecta el 36.8% de las veces.1

Aunque la mayoría de los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y una proporción elevada de ellos (33%) se conformó con el punto de vista mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de diferencia eran iguales. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.

Una diferencia entre el experimento de conformidad de Asch y el también famoso en psicología social experimento de Milgram conducido por Stanley Milgram es que los sujetos de aquel estudio atribuían el resultado a su propia “mala vista” o falta de juicio, mientras que en el experimento de Milgram culpaban al experimentador por su comportamiento.

Los experimentos de Asch pueden aportar cierta evidencia empírica relevante a algunas de las ideas que aparecen en la novela 1984 de George Orwell. También sirve para ilustrar el concepto de 'coge un ciervo y llámalo caballo' , una prueba de lealtad hacia sus subordinados realizada por Zhao Gao.





Robert Bauval: Codigo Egipto



Conferencia del 15 de abril de 2014, presentada por Javier Sierra



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Esta es la conferencia completa que ofreció el escritor, director de la revista Historia de Iberia Vieja y director del programa "La Rosa de los Vientos" en Onda Cero Bruno Cardeñosa, en el marco del Primer Congreso de Misterio y Enigmas de la Historia, celebrado en Madrid entre los días 14 y 16 de noviembre de 2014


Javier Pérez Nieto: Los Magos que reinan en la sombra


Javier Pérez Nieto explicará el significado de la magia, un recorrido historico de la figura del mago, relacion con las sociedades secretas y a quién sirven.

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Los ponentes de esta conferencia son: Vicente Fuentes, Miguel Pedrero, David Parcerisa, Salvador Freixedo y Jose Luís Camacho